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En 1939, en pleno auge del nazismo en Alemania, Bertolt Brecht, uno de los nombres más importantes del teatro occidental del siglo XX, está escribiendo la que será considerada como su obra más completa, un proyecto en el que estará involucrado hasta el final de sus días, y que muchos consideran un texto con tintes autobiográficos: Vida de Galileo. Brecht llegó a escribir tres versiones diferentes de este texto en tres momentos históricos muy diferentes, trabajó en su redacción durante más de veinte años, e incluso la muerte le sorprendió en los ensayos de una última puesta en escena, que ya no vería estrenada.
En la primera versión del texto, escrita en alemán durante el ascenso de Hitler al poder, Brecht utiliza la vida del científico italiano como ejemplo para hacer reflexionar a su público sobre la importancia de obtener la verdad a través de la razón, y de no permitir que dicha verdad sea monopolizada por los totalitarismos. Galileo es, en esta versión, un hombre que lucha por encontrar la verdad a través del método científico.
La segunda versión la escribe Brecht en inglés desde su exilio americano, y tras la caída de las bombas atómicas sobre Hirosima y Nagasaki. Tras el horror de la II Guerra Mundial ya no basta plantearse al científico como un mero buscador de la verdad. Brecht nos presenta ahora a Galileo en todas sus contradicciones, y le sitúa como parte integrante de una sociedad en la que, por su posición como científico, tiene un papel fundamental. El saber por el saber ya no es suficiente y para él la ciencia debe tener un planteamiento ético y perseguir, por encima de todo, el progreso de la humanidad.
En este sentido en la tercera versión del texto, escrita de nuevo en alemán en los años 50, el dramaturgo incluye una frase pronunciada por Galileo al final de la obra, en la que se arrepiente de haberse retractado ante la Inquisición:
“Si yo hubiera resistido, los hombres dedicados a las ciencias naturales hubieran podido desarrollar algo así como el juramento hipocrático de los médicos: ¡la promesa de utilizar la Ciencia únicamente en beneficio de la Humanidad!”
De esta manera Bertolt Brecht lanza desde el mundo teatral una propuesta a considerar por el ámbito científico.
Daniel Erice
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